HUMILDAD



La humildad es la virtud que consiste en conocer las propias limitaciones y debilidades y actuar de acuerdo a tal conocimiento. El término proviene del vocablo latino humilitas. Podría decirse que la humildad es la ausencia de soberbia. Es una característica propia de los sujetos modestos, que no se sienten más importantes o mejores que los demás, independientemente de cuán lejos hayan llegado en la vida.


Una persona humilde tiene no sólo una modesta aunque sólida conciencia de sus propios méritos, sino también de sus limitaciones. En el momento en que piensas que ya lo has visto todo o lo sabes todo («he estado allí, he hecho eso y lo otro…»), el universo se percata de tu arrogancia y te envía una gran dosis de humildad. Debes abandonar la idea de que no te queda nada por aprender. Los maestros zen saben muy bien que, incluso para ellos, nunca acaba el camino del aprendizaje.
La humildad es la lección que más duele, pues asociada a ella aparece siempre algún tipo de pérdida. Al universo le gusta mantener un cierto equilibrio en todo, de ahí que cuando un ego soberbio desconoce la cortesía y la paciencia, haga aparecer la humildad para que ese ego vuelva a pisar suelo firme. Aunque ese aguijonazo se siente a veces como una herida, se trata de un aviso muy importante para poder mantener tu equilibrio.


Las religiones suelen asociar la humildad al reconocimiento de la superioridad divina; todos los seres humanos son iguales ante los ojos de Dios y deben actuar en consecuencia. Para el budismo, la humildad es la conciencia respecto al camino que se debe seguir para liberarse del sufrimiento.
Desde la filosofía, Immanuel Kant afirma que la humildad es la virtud central de la vida ya que brinda una perspectiva apropiada de la moral. Para Friedrich Nietzsche, en cambio, la humildad es una falsa de virtud que esconde las decepciones que una persona esconde en su interior.

La palabra humildad también puede utilizarse como sinónimo de pobreza, de falta de recursos. Esto se puede apreciar en las frases “una persona humilde” o “un barrio humilde”. Cabe mencionar que este uso suele tener una connotación positiva.



 

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